Valparaíso

No es que antes haya sido una santa, pero de un tiempo a esta parte me he convertido en una gozadora, sin el mas mínimo sentimiento de culpa, con la plena sensación de libertad, me entrego a cada cosa como si fuera la última vez y no importa lo que pase mañana. No sé si esto empezó para sacarme de la cabeza al difunto o si es un proceso natural, pero de qué se siente bien, se siente bien. Es lo mas parecido a ser completamente libre...



El finde con la Leo nos fuimos a Valpo y debo decir que fue de esos viajes que se quedan en la memoria, los millares de escalones no se olvidan y las historias tampoco.

Nos juntamos el Sábado en la noche, salí de un sueño para ir a buscarlo. Fue verlo y acordarme de esa fiesta en las termas y los secretos encerrados en la carpa. Caminar perdidos y el martillo fueron haciendo el camino. Los corazones agitados y las mentas nos iban acercando. Un Merlot y unas fumadas hicieron del pacífico el océano más lindo del planeta y del Atkinson un mirador apacible y cálido... y su boca era como frutillas con crema. Recorriendo las callejuelas de Valparaíso... con las barandas conteniendo mis humedades escondidas y todos los astros confabulados para regalarme sus placeres. Y en la cama fue como si yo no fuera yo, como si esa mujer desnuda dejándose hacer fuera otra ocupando mi lugar, con la voluntad corrompida a puros besos, incapaz de tomar una decisión, sin poder decir que no, sin imponer nada, apenas recibiendo un morral lleno de naranjas y orgasmos que me entregaban. En la ventana amanecia, y en la cama sentía sus dedos jugando en mis orificios, primero un dedo, dos dedos, tres dedos, dedos estirados, empuñados, húmedos en su saliva. Su lengua juguetona apunto de perderse dentro de mí, yo en otro lugar tan distinto al motel vacío de siempre. Con él montado en mí, arriba o abajo, adentro y afuera..él multiplicado 5 veces: en su pene, en su boca, en sus manos, en mi vagina y en mis pezones. Explorándome entera y sudorosa, oyendo murmullos, palabras susurrantes de chocolate en mi oído, y soy penetrada justo como me gusta, su verga encaja justo, ya he perdido la cuenta de los orgasmos.. . y lo siento posarse donde nadie lo puede hacer, sumergiéndose en mi lugar para ocasiones especiales, entrando en mi culo con toda la suavidad del mundo, ayudándose con sus dedos húmedos, yo con 2 segundos de resistencia, y él forzando la puerta cerrada, penetrando suave, hasta entrar por completo, tan adentro como es posible con ese dolor que me parte en mil pedacitos y me re-une en un millón de orgasmos chiquititos, el jalando mi pelo sin que se lo pida, fuerte y con todos los dolores y placeres acumulados en mi grito sordo, yo ensartada y el día naciendo en el puerto, yo entre cerros despertando con él adentro, sin descansar, sin fumar, apenas cerrar los ojos y cabalgar otra vez, 6 veces vi en su boca una uva de éxtasis, 6 veces sus estertores y su corazón como subiendo una escalera, 6 veces lo felicité en silencio y agradecida, pensando que este era como el follón de la vida, ese que uno se encuentra pocas veces, como la única sandia rica en todo el verano. Pasear de su mano, hablar de arquitectura y pitos, y mis libros y sus maquetas, comer mariscos en el mercado, besarnos en la azotea, sentada sobre él planeando como vernos de nuevo, el atardecer pisándonos los pasos, mi amiga esperando, los besos en el terminal...
hoy todo me hace sonreir, mañana nunca se sabe.